jueves, enero 10, 2008

Campañas negativas: un peligro para México


Convención Nacional Democrática

José Arturo Salcedo Mena

El águila generosa

a veces cae presa

porque no puede ver ni conocer

la trampa encubierta.

Antonio Vivaldi: “L’aquila generosa”

(Moctezuma)

Líneas introductorias

Según el mito griego, Pan, el dios de los pastores, mitad hombre, mitad macho cabrío, a un tiempo monstruoso y seductor, podía aparecer de la sombra de un árbol y provocar un terror repentino entre los habitantes de la tranquila Arcadia.

A principios de 2006, se veía a López Obrador como el próximo presidente de México. A inicios de campaña el candidato perredista a la presidencia estaba diez puntos porcentuales por arriba del candidato de Acción Nacional. De no haber recurrido a la campaña negativa (en la cual se construye una imagen negativa del oponente) y a estrategias de propaganda de guerra, es muy probable que Felipe Calderón no ocupase en la actualidad la Silla Presidencial.

Este trabajo tiene la finalidad de demostrar la utilización de los principios fundamentales de propaganda de guerra en el contexto de las pasadas elecciones presidenciales, cuyo destinatario principal fue Andrés Manuel López Obrador, y la influencia de ésta en la generación de la opinión pública. Los principios mencionados son esbozados por teóricos como Arthur Ponsoby, P. Quentin, Jean Marie Domenach y recientemente por Anne Morelli. Los autores mencionados coinciden en la existencia de tres elementos fundamentales para que la propaganda de guerra funcione: 1) una población aterrorizada, 2) la construcción del enemigo y 3) la justificación del fin último. A efectos de corroborar la influencia de la propaganda de guerra y la campaña negativa sobre la imagen de López Obrador, se realizó un sondeo de opinión en el municipio mexiquense de Naucalpan de Juárez.

La efectividad de la campaña negativa, explican los politólogos, consiste en que los electores son más influidos por los ataques que se hacen entre sí los candidatos, e identifican la capacidad de hacer ataques con la capacidad de liderazgo y a que la prensa suele ponerles mayor atención que a las propuestas del candidato.

El pánico es inducido en situaciones de tensión extrema y de crisis inminente, se designa una amenaza sorda, la amenaza de que las cosas se tambaleen y se vuelque en un abominable caos. Así, se conforma la opinión pública a través del pánico moral. Infringir el miedo en los electores es una forma de presionar a los electores, lo cual es considerado en otros países como un grave delito electoral. El objetivo principal de esta estrategia, como lo expresa Jenaro Villamil, fue “utilizar todo el poder de la pantalla televisiva y de las principales frecuencias de radio para generar miedo ante la posibilidad de un triunfo del candidato de la izquierda”. En el caso de las elecciones presidenciales de 2006, se utilizaron sobre todo imágenes fuera de contexto para presentar a López Obrador como un peligro para el país.

No solo el pueblo se dejó manipular, también el empresariado que temiendo perder sus privilegios fiscales con López Obrador, optó por sumarse a la campaña negativa contra él. Leer artículo

Etiquetas: , ,

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal