La maniobra de Rivera
Eduardo Ibarra Aguirre
Marrullero y con amplia capacidad de maniobra está resultando el arzobispo primado de México.
Norberto Rivera Carrera se revela como un extraordinario político a la vieja usanza, que oficia en la catedral, despacha en la calle de Durango y acuerda en comilonas en restaurantes de cinco estrellas, en los que tiene muy buena fama por las espléndidas propinas que deja y el número de comensales que lo acompañan y de los que él paga la cuenta.
El duranguense nativo de La Purísima, Tepehuanes, maniobra desesperadamente para que su feligresía, la opinión pública y publicada lo erijan en víctima de los malvados perredistas y ciudadanos sin partido que ejercen su derecho a la libertad de expresión con protestas dominicales por lo que consideran justificaciones cínicas y hasta provocadoras de Rivera sobre “el fraude electoral de 2006”.
Protestan, sobre todo, por el presunto encubrimiento del cardenal al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar Rivera, violador reincidente de menores, cuando el primero se desempeñaba como obispo de Tehuacan, Puebla. Católicos de diversos orígenes y filiaciones o no a organismos civiles de defensa de los derechos humanos, denuncian domingo a domingo la complacencia con que se desempeña la jerarquía católica mexicana con el creciente número de sacerdotes y jerarcas practicantes de la paidofilia. Allí está el depredador sexual Marcial Maciel Degollado, quien pagó sus infamias con el retiro religioso que generosamente le impuso Benedicto XVI. Le recuerdo que el usuario de semen para sus dolencias es tío en segundo grado de Martha María Sahagún Jiménez y que ésta se desempeñó como tesorera de Legionarios de Cristo.
Rivera pretende ocultar esta motivación de la protesta ciudadana con los buenos oficios de la telecracia que sabe bien que los dueños del dinero, como Lorenzo Sertvije Sendra, castigaron con el retiro de la publicidad a CNI Canal 40 o premiaron el silencio con pautas generosas. Y aún lo hacen.
Los criticables manotazos que algunos manifestantes dieron al vehiculo del arzobispo en el que iba acompañado de su señora madre, fueron magnificados por Rivera Carrera al equiparar su situación con la que padeció el cardenal Jesús Posadas Ocampo, asesinado por narcotraficantes en el aeropuerto de Guadalajara, dizque al confundirlo con uno de los suyos, pero del cártel de enfrente.
El verdadero peligro que corre el presunto protector de pederastas no está entre los ciudadanos decepcionados e indignados por la doble moral que distingue al alto mando del ejército de negro, el de las sotanas, el más antiguo, disciplinado e influyente de la aldea global.
Las luces rojas están encendidas para Norberto Rivera, pero en la Corte Superior de California, Estados Unidos, donde el próximo miércoles decidirá si tiene o no jurisdicción para resolver sobre la demanda interpuesta en su contra por presunta protección al pederasta Aguilar, prófugo de la justicia. Seguir leyendo
Norberto Rivera Carrera se revela como un extraordinario político a la vieja usanza, que oficia en la catedral, despacha en la calle de Durango y acuerda en comilonas en restaurantes de cinco estrellas, en los que tiene muy buena fama por las espléndidas propinas que deja y el número de comensales que lo acompañan y de los que él paga la cuenta.
El duranguense nativo de La Purísima, Tepehuanes, maniobra desesperadamente para que su feligresía, la opinión pública y publicada lo erijan en víctima de los malvados perredistas y ciudadanos sin partido que ejercen su derecho a la libertad de expresión con protestas dominicales por lo que consideran justificaciones cínicas y hasta provocadoras de Rivera sobre “el fraude electoral de 2006”.
Protestan, sobre todo, por el presunto encubrimiento del cardenal al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar Rivera, violador reincidente de menores, cuando el primero se desempeñaba como obispo de Tehuacan, Puebla. Católicos de diversos orígenes y filiaciones o no a organismos civiles de defensa de los derechos humanos, denuncian domingo a domingo la complacencia con que se desempeña la jerarquía católica mexicana con el creciente número de sacerdotes y jerarcas practicantes de la paidofilia. Allí está el depredador sexual Marcial Maciel Degollado, quien pagó sus infamias con el retiro religioso que generosamente le impuso Benedicto XVI. Le recuerdo que el usuario de semen para sus dolencias es tío en segundo grado de Martha María Sahagún Jiménez y que ésta se desempeñó como tesorera de Legionarios de Cristo.
Rivera pretende ocultar esta motivación de la protesta ciudadana con los buenos oficios de la telecracia que sabe bien que los dueños del dinero, como Lorenzo Sertvije Sendra, castigaron con el retiro de la publicidad a CNI Canal 40 o premiaron el silencio con pautas generosas. Y aún lo hacen.
Los criticables manotazos que algunos manifestantes dieron al vehiculo del arzobispo en el que iba acompañado de su señora madre, fueron magnificados por Rivera Carrera al equiparar su situación con la que padeció el cardenal Jesús Posadas Ocampo, asesinado por narcotraficantes en el aeropuerto de Guadalajara, dizque al confundirlo con uno de los suyos, pero del cártel de enfrente.
El verdadero peligro que corre el presunto protector de pederastas no está entre los ciudadanos decepcionados e indignados por la doble moral que distingue al alto mando del ejército de negro, el de las sotanas, el más antiguo, disciplinado e influyente de la aldea global.
Las luces rojas están encendidas para Norberto Rivera, pero en la Corte Superior de California, Estados Unidos, donde el próximo miércoles decidirá si tiene o no jurisdicción para resolver sobre la demanda interpuesta en su contra por presunta protección al pederasta Aguilar, prófugo de la justicia. Seguir leyendo
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal