viernes, noviembre 09, 2007

Norberto Rivera cómplice de pederastia


Por Angélica García Olivares

(Movimiento al Socialismo)

Afinales del año pasado se hizo pública la denuncia interpuesta en contra del cura Nicolás Aguilar, acusado de violar a 60 niños en la Sierra Negra de Puebla y a 26 más en Los Ángeles, California, desde finales de la década de los ochenta y hasta mediados de los noventa. ¿Cómo fue posible que un depredador de ese calibre haya podido actuar impunemente? Primero, las víctimas son pobres, principalmente las de Puebla, y segundo, cuenta con la protección de un hombre muy poderoso: el actual arzobispo primado de México, ex candidato a suceder a Juan Pablo II, Norberto Rivera Carrera.}

Rivera era obispo de Tehuacán, Puebla, cuando las víctimas de Aguilar decidieron denunciarlo. Norberto Rivera en ese entonces ya se había hecho famoso por haber aprovechado el puesto para adquirir un gran poder político y económico, comprando propiedades y deshaciéndose de los colaboradores de su predecesor, asegurando así un equipo leal que lo respaldaría para llegar a donde se encuentra el día de hoy. Norberto se encargó de hablar personalmente con cada uno de los entonces niños –sin la presencia de sus padres- para pedirles perdonaran a Aguilar, al fin y al cabo, con los años olvidarían la violación (La Jornada, 13/10/2006). Al percatarse de que ya se habían presentado denuncias, Rivera trasladó en 1988 al pederasta a Los Ángeles, en donde atacó a 26 niños más para después regresar a México, bajo la protección del arzobispo.

Las víctimas han interpuesto una demanda contra Rivera y Roger Mahoney, arzobispo de Los Ángeles, por complicidad y retención de pruebas. La acción penal está en curso, el 9 de agosto de este año Rivera se sometió a un interrogatorio que duró 8 horas, realizado por los abogados de las víctimas, con éste el tribunal de Los Ángeles determinará el 11 de septiembre de 2007, si hay pruebas suficientes para proceder contra el arzobispo y sus compinches o si se requiere un nuevo interrogatorio.

Rivera Carrera ha aprovechado su lugar en la jerarquía católica para proteger a pederastas, pero también para intervenir en política y para hacerse de una fortuna personal considerable. Son memorables sus declaraciones contra las iniciativas de ley sobre eutanasia y aborto, así como su justificación para impedir que se admita a personas homosexuales en los seminarios. Seguir leyendo

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