martes, febrero 27, 2007

Sombrío presagio

La columna de nuestra legendaria luchadora incansable Rosario Ibarra de Piedra


El Universal

"¿No véis cuán oscura se presenta actualmente la situación del país, y cuán tenebroso parece el porvenir?". Leyendo la prensa de pronto llegaron a mi mente las palabras que Belisario Domínguez pronunció alguna vez en el Senado. Y es que no hay día en que los periódicos no nos informen de algo grave que por estos rumbos del planeta ocurre, y la historia reciente va acumulando en sus páginas los más terribles atropellos, agravios, amenazas y el irrespeto abrumador del gobierno a las leyes que juró cumplir y hacer cumplir.

Los mineros de Michoacán y de Coahuila saben que digo la verdad. Los injustamente encarcelados en todas las prisiones del país, los que confiesan delitos que no han cometido mientras sufren las más brutales torturas, claman por justicia hora tras hora.

Los miles de desempleados que peregrinan por todas partes en busca de un salario, lloran de rabia y de impotencia cada noche cuando llegan a casa con las manos vacías y van naciendo en ellos las ansias de migrar, de cruzar el río Bravo como sus hermanos de raza, aunque al lograrlo encuentren tan sólo la guadaña siniestra de la muerte.

¿Y los miserables? Los pobres de solemnidad que ya suman millones, los que visten harapos, los que sienten el frío del invierno desde sus pies descalzos y el calor del verano se los quema, y las piedras y los abrojos de los caminos se los hieren y la mugre de las calles de las ciudades se los enferma. Y qué decir de los niños, de los que sobreviven a la miseria, los que "piden pan y no les dan", los que junto a sus padres se aprietan los vientres vacíos corroídos por el hambre y que lloran porque sus hermanitos murieron desnutridos y enclenques.

Y los indios todos, los "dueños primarios" de esta tierra; los herederos directos de aquellos que nos legaron una parte de su sangre... ¿Qué ha hecho el gobierno sino traicionarlos?

¿Y los campesinos sin tierra y los obreros sin fábricas? ¿Quién les robó el legado que tantas vidas costó? ¿Quiénes modificaron las leyes para dar la tierra a los nuevos latifundistas, a los ricos explotadores?... Los que hacen "el mal gobierno", los que quieren vender la riqueza de la patria, la energía eléctrica que mueve torrentes para dar luz a todos los rincones del país y "la leche negra que da vigor al mundo": ¡el petróleo! Todo el invaluable tesoro de este suelo que llamamos nuestro lo quieren entregar a cambio de dinero para sus arcas personales, para satisfacer su codicia, y nada les importa la vida de los millones de agraviados, como tampoco les interesa el desprestigio, pues piensan que vestidos de oro todos los aclamarán. ¡Pobres ilusos! La historia tal vez puedan cambiarla comprando a algunos que la escriben, pero la memoria de todo un pueblo no tiene precio.

Todo esto y mucho más, hicieron que recordara las palabras de Belisario Domínguez, y recordé unas más, como premonición: "Lo primero que se nota, al examinar nuestro estado de cosas, es la debilidad del gobierno...".

Lo que sigue en el texto del mártir es tan semejante a lo que hoy acontece, que -repito- se antoja una premonición, ya que el nuevo gobierno quiere llenar el país de ballonetas, quiere llevar soldados a combatir la tala de árboles, a enseñar a leer y escribir a los 6 millones de analfabetas y "a combatir al narcotráfico"; pero la verdad sea dicha, la presencia de los soldados es para infundir miedo a la población y para acallar las inconformidades por tanta injusticia, "creyendo que aparecerá fuerte por medio de actos que reprueban la civilización y la moral universal".

Pasta de Conchos, Atenco y Oaxaca, tan sólo tres ejemplos de este sombrío presagio.

Dirigente del Comité ¡Eureka!

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